aprendí a ver que debajo de la tierra
las raíces están sucias, se enredan como madejas crujientes, de cabellos gruesos o adelgazados
tan caprichosas, que pareciera que no responden
a ningún tipo de ordenada santidad.
pero es justamente desde ahí que las magnolias adquieren su perfume,
los árboles nos regalan un hogar y los guisos más ricos con sus especias deliciosas,
nos consuelan el hambre.
– para curarse hay que besar la raíz hasta el fondo y ensuciar el barro de alma