Un zorzal, un lirio blanco,
un jazmín del cabo en la tormenta.
Esa miel ya cuerpo.
Escucha el atardecer,
diluvia santas, en moradas lenguas de agua
para que solo me sientas aullar como pasto de jade,
por debajo de esas amargas capsulas de interminables razones,
el ruido es lago.