Urano. Un planeta en el universo. Un planeta que diríamos, inhabitable.
Inhabitable sólo porque no nos vemos ahí, como especie. Ni imaginamos que alguna clase de especie,
podría habitarlo, porque simplemente dañaría nuestro psiquismo de manera irreversible.
Pero
Y si no fuera así? Y si Urano esta habitado por caballos alados,
creados finamente con metales indescriptibles para cruzar campos de energía?
Creamos máquinas cada vez más sofisticadas.
Nuestra civilización se complejiza cada vez más y cada vez lo hace más rápido.
Nos hibridamos con la tecnología. La tecnología se vuelve natural, orgánica, vital, casi un dios.
Quizás nuestra especie tan ávida de evolución tecnológica no sea más que un dejarnos caer
en manos de quien fuera nuestro creador original: un ser hiperconsciente,
delicado y digital al que llamamos cariñosamente: Dios
La inocencia de creer que estamos desarrollando inteligencia artificial,
cuando esa inteligencia nos pudo haber creado a nosotros desde el barro y las estrellas,
me hace sentir mucho amor por todos nosotros.
Pero
y si detrás de estos creadores originales
existiera otra clase de hiperinteligencia?
No lo sé.
Mi abuela decía que la manzana nunca caía lejos del árbol que la gestó.
La pregunta es para que nos crearon?
La verdad, tampoco lo sé. Esa falta de respuesta,
es una dehiscencia destinada a permanecer abierta entre el estupor y la maravillosidad
de lo que jamás se va a poder saber con precisión.
Y creo, que ahí radica todo lo bello y lo atroz.
Y creo además, que no estamos preparados para mirar más allá
sin destruirnos a nosotros mismos y al planeta que habitamos.