vi
la
tierra humedecida, brotada de música
un
lago manso extendiendo sus manos
entre
enrulados ciruelos blancos, otorgando
sin
vanidad
ni
cobardía
sus frutos de gloria
no había odio en los ojos de la gente
ni
almas que salvar enfermando sus cuerpos
podía
escucharse el corazón de las mariposas
agitando las estrellas
la profecía
ha sido cumplida
el sutil aleteo
de un pensamiento podía cambiarlo todo
y así
fue
tu sufrimiento se había convertido
en
hermosura