Yo nací en la dulce y ardiente hora de la gardenia.
Cuando el rocío manaba desde una virgen oscura y su leche de cielo buscaba
el interior de mi boca para ocultar un poema indescifrable.
Iba a ser perturbarda por un silencio como de sal, por una clase de intemperie atlántica, marina.
Iba a esconderme, pero el destino como un ángel inflamado y vegetal, me enamoraría.
Magia blanca.