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Del lado solidificado del silencio, le arrancaron el fuego. Desgracia.
La virgen quedo blanca, mineral, sin los rojos y granates del cielo. Mordida por una serpiente que se bebió su miel.
Mi labor fue derretir, romper la geométrica cera y dejarla arder. Las abejas, toman su alimento de las violetas silvestres.
Y la dejan caer sobre los labios de luz de la reina. El jardín es la zona oculta del sexo líquido de las ninfas.

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