He tirado al fuego cada pedacito de una luna con forma de pez, he quemado a sus sirenas, y la sangre agua de sus criaturas felices, las volví espinas de un solo rostro. Viento que pasa lento, lento disolviendo cada flor que me procura insomnio. Flores que imitan su entorno ¿dejan de ser flores? . Viento norte, viento negro y sin bosque, voy a devorar estas almendras de mar recién nacidas, para matar la inicial de su primer nombre. Mientras escribo esto, Neptuno escupe un oráculo de zinc y sus orquídeas salivan mi alba. ¿ha tenido dios en su boca unos senos de voluptuoso alimento? Dios, Dios me deja, Dios me deja blanca, me deja, blanca, sin luna.