Acepta los desechos y los transforma en vida.
Le hachan el lomo y perfuma a quién lo hiere.
Se derrumba en medio de la tormenta, y
se ofrece como leña para el que pasa frío.
Brota en la montaña solitario, para darle
sombra a quién necesita descanso.
Si flota en el río, es balsa para el
que naufraga sin destino.
Se vuelve cuna para el recién nacido
y cobija los huesos de los muertos.
Se deja despellejar para volverse papel
y grabar en su piel historias, tanto
de amor como de desamor.
No rechaza a nadie. A todos le regala
sus frutos sin juicios ni discursos.
Cuando el fuego lo consume todo
sabe que entre el polvo gris
se encuentra un bosque entero.
¿Qué otra cosa puede ser un árbol
más que gratitud?