sobre el cielo
una belleza descansada
recoge
nuestras confusiones y confesiones
algunas caen al suelo
y germinan como delgadas sonrisas o caracolas
otras se desbrozan como
la arena en un remolino violento de lágrimas
existe una gracia
en esos momentos:
donde lo lejano
se vuelve íntimo y sin tocarnos
nos alcanza