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Quisiera dejar en claro que esta es una vivencia personal. Una vivencia que sencillamente comparto con ustedes. Es un testimonio. Simplemente eso. Un acontecer que me abrió el corazón hacia otra clase de inteligencia. No pretendo con este escrito dar ninguna clase de consejo o enseñanza. Es eso, solo es…una vivencia.

Gracias por leerme.

En Cero Absoluto…

Esa navidad fue única. Hacía solo casi un mes – exactamente 26 días – que mi esposo se había ido de casa, terminando con una etapa de nuestra relación de pareja de doce años. Cuando él se fue, mi billetera solo tenía sesenta pesos y algunas monedas. Nada más. Sabía que mi vida estaba mutando. También sabía, que no sabía hacia dónde. Mi situación económica ni siquiera calificaba de pobre. Era sencillamente, inexistente, como mi vida. Sin embargo  en mi corazón se asomaba una Voz, una voz que me calmaba, que me consolaba y en la que podía acurrucarme y descansar. Mi vida se había roto. Roto completamente. Todo lo que había anhelado, lo había conseguido, pero no era feliz. Todo lo que me había dado seguridad, ya no me lo daba más. Sencillamente estaba apagada, triste y en cero, en cero absoluto.

Una noche…

Una noche el tel suena, y mi amiga Lala, con su vivaz y alegre tono de voz, me dice: tenemos que dar un seminario para mediados de diciembre, juntas!! La sorpresa fue de la mano de la certeza de que teníamos que darlo. No lo dudé ni por un segundo. Así, un diciembre húmedo y pegajoso nos encontró en un viaje exploratorio y fascinante  sobre dar  un primer seminario sobre Chamanismo Tolteca y la mente parásita. Tema que  hacía mucho tiempo venía indagando y no me animaba a darlo sola. Finalmente llegó el día del seminario, que fue muy bien recibido y apreciado. La pasión había regresado. El fuego comenzaba a irradiar.

Algunos días después…

Las fiestas llegaron, y con mucha emoción me dediqué a dejar fluir lo ganado en  ese trabajo, para hacer regalos, entre los que estaban mis dos hijos,  mis padres,   mi ex marido, algunas amigas y Simón, nuestro gato. La alegría que me brotaba es difícil de explicar. Era la primera vez, en mucho tiempo, que disponía del dinero y la confianza suficiente para poder hacer regalos sin medirme, ni consultarlo. Dinero, que vino a través de un trabajo completamente creativo, inesperado e inspirado.

Feliz Navidad!!

Unos minutos después de las doce de la noche, los niños contentos. Ellos corrían y se reían, recibiendo agradecidos todos sus regalos, mis padres emocionados abriendo los suyos y Simón completamente indiferente a su ratón de lana. Yo me quedé parada al lado del árbol de navidad -observando como las luces  iluminaban las caritas felices de todos – sin «recibir» regalos. Era una feliz navidad, pero sin regalos para mí!

Sin regalos…

Esa pequeña voz no tardó en asomarse dentro mío y  en desplegar sobre la mente una sobredosis de quejas amargas , lamentos torturantes que me  mostraban esos abultados años, donde el árbol de navidad rebosaba de regalos para mí también. Como los fuegos artificiales, allá afuera, detonaban de luces y polvo el cielo caluroso del verano, así detonaba mi mente, de recuerdos, emociones y de «pobre de mí» me quedé sin regalos…

El Gran Regalo.

Lloré…esa noche lloré. No sé bien porqué, pero lloré. En medio ya de una atenuada agitación, esa otra Voz se asomó con delicadeza a mi corazón. Fue suave, penetrante y dócil a la vez. Y esa Voz – a la que voy a llamar la Gran Voz – me mostró, que esa noche yo había recibido un Gran Regalo; El Gran Regalo era Dar. Como explicar, la dicha, la gracia y la belleza de haber recibido en mi corazón aquél Gran Regalo. Dar y recibir con total certeza, es lo mismo. Aquella noche lo comprendí. Pero había más! La vida es tan generosa…

La pequeña voz y la Gran Voz…

La pequeña voz habla para sobrevivir. La Gran Voz habla para inspirar. La pequeña voz solo conoce la falta, la carencia, la Gran Voz sabe que solo nos podemos privar a nosotros mismos al no hacer espacio – vacío- para recibir lo que ya nos fue dado. La pequeña voz compite y se compara, la Gran Voz vive en la Gracia. La pequeña voz miente y se asocia a la pequeñez que divide, la Gran Voz despierta y se asocia a la grandeza que todo lo incluye. La pequeña voz lucha y se esfuerza, la Gran Voz Es sin esfuerzo ni sacrificios. La pequeña voz ata al pasado,  la Gran voz nos libera de todas sus memorias y nos retorna a la Mente Original. La Gran Voz abraza a la pequeña voz…y simplemente la ama, son UNA sola Voz.

La  Voz que Libera.

Y sí…había más. No solo mi gran regalo fue Dar, si no, que fue recibir algo más asombroso aún!  El milagro de ver con otros ojos, de aceptar. El milagro que limpia la mente, y nos retorna a esa paz inconmovible e inmutable que lo agradece y lo bendice todo, y que jamás cambia. Esa noche, acepté desde el Cero Absoluto, la Voz que otorga los milagros y libera.

Amarlo todo y desaparecer!

Aprendí, que nunca es lo que acontece o se manifiesta en nuestras vidas lo que nos da la felicidad, la paz, la dicha o la tristeza o amargura. Es desde donde nos relacionamos lo que hace la diferencia. Y eso, no depende de las circunstancias, ni de las personas, ni de los gobiernos, ni de la familia o pareja. Eso depende de que tan dispuestos estemos a amar…amar es lo que cambia todo. Y esa es nuestra única posibilidad real. Amarlo todo y desaparecer.

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