Hay una gran oferta para ser «liberados» del ego. Mi pregunta es quién la oferta. Durante años he buscado apagar la soberana influencia de ese pequeño invasor que parece ser el generador de tanto sufrimiento, infelicidad y debacle existencial. Así también he conocido muchísima gente embarcada en grandes movimientos espirituales con la promesa de iluminarse, de mejorar sus vidas y de ser más «conscientes». Así como las vi embarcarse, las vi naufragar. Lo único que encontraron es desierto y decepciones.
«Porque el que quiera salvar su vida (su alma), la perderá» Mateo 16:25
¿Cómo hacer para liberarse del ego?
Siete -doce o diez o tres- pasos sencillos para dejar el ego atrás.
Iluminarse: fin del ego.
¿Quién habla así: el ego o la voz del alma?
Distintas fases de disolución del ego.
Claramente yo he sido una.
La propuesta es casi perfecta. Si sos más consciente vas a sufrir menos o directamente, no vas a sufrir más y vas a ser el ser humano más feliz del planeta.
¿Quién no se sube a este maravilloso barco?
Bien. Si algo nos une a los humanos sin excepción de genero, color de piel, nivel cultural o edad, es el dolor de estar vivos. Estar vivo duele. Y no hay nada que pueda evitar eso. El dolor duele. Intentar curarlo duele más.
Las infinitas estrategias ancestrales, modelos de prácticas meditativas iniciales o avanzadas, seminarios de consciencia, técnicas avanzadas de no sé qué cosa y miles de posibilidades más no son para mí la respuesta a nada. Sino un Titanic.
Puede ser que me consideres la uña en la sopa. Bueno, no me tomes. Lo entiendo. Creo que a mí me hubiera pasado lo mismo si alguien me dijera que todo mis intentos para «liberarme» del ego iban a fracasar.
¿Quién busca liberarse del ego?
El ego mismo. Ergo, jamás va a suceder. Hay una cierta sofisticación en la búsqueda genuina de terminar con el impostor. Bueno, yo lo llamo así. El impostor. Como escribí más arriba todos sentimos el dolor de existir y el impulso de evolucionar hacia esa dimensión inocente del ser. Y este dolor es insoportable. Por eso prosperan tanto los movimientos llamados de consciencia, religiosos o ancestrales. Porque según lo siento, es comprensible querer sentirse mejor.
Por eso mi pregunta: quién busca.
¿Quién es el que busca sentirse mejor?
Y con esta reflexión no intento descalificar a nadie ni desalentar al que aún está convencido que la «liberación» surge de la voluntad o algo peor: la intención.
Quiero solo detenerme un momento y comprender algo sobre la necesidad de liberarse del ego.
Sobre todo y en especial cuando se lo vincula a la escritura.
¿Sentirse mejor para qué?
Para regresar el mundo fortalecido, bien cosido y arreglado, sin heridas rabiosas, empoderados hasta las pestañas para lograr obtener más y más o para dejar de… para salvarlo quizá.
Hace unas semanas que me invadió la tristeza. ¿Será culpa del impostor, del ego? No lo sé.
Algo me hizo acallar la pasión de escribir y al callar la pasión de escribir mi mundo muere de tristeza, como una flor que la arrancan del suelo. Porque: ¿adivina qué? tengo ego. Vaya novedad. Pero…
No soy ego. Y vos tampoco.
¿Y qué es el ego para mí?
Un pensamiento sin vida.
Cuando se trata de escribir sé que voy a ser imperfecta. Que muchas veces son las voces marchitas, escondidas, estropeadas las que necesitan hablar y no la voz inmaculada del alma.
¿Tengo que dejar de escribir porque aún están atrapadas como mosquitas esas voces en la telaraña del ego? ¿Tengo que dejar de expresarme porque el dialogo mental es ensordecedor a veces?
El ego busca lo perfecto, el alma: apreciar la belleza.
Hay belleza en la imperfección.
¿Y saben qué?
No busco sentirme mejor, sino volverme mejor en sentir. No busco liberarme de nada. En esto hay una gran liberación ya que paradójicamente, me liberé de la necesidad de liberarme. Eso era darle más importancia a lo que en verdad no lo tiene. Ahora quiero disfrutar, apreciar y sobre todo vivir este rato fugaz, imperfecto en que la vida se hizo humana, tierra, Misterio. Me bajé del barco y ahora camino descalza.
¿Acaso el sol deja de iluminar cuando es de noche?