Le pregunté cómo terminar con esta vieja y conocida desesperación…
con esta sensación de incompletud irredimible,
con esta tendencia repetitiva de ser tan fácilmente corruptible
por cuanto miedo emerja…
«Él solo respondió: Aquietate.
Es, en la más inconmovible quietud
que el Poder actúa ilimitadamente.
Tú eres real, lo que pareces ser es falso.
Identifícate con lo real, no con lo falso.
Entonces haz silencio, no hables;
y abandona la absurda
idea de ser humana, y ya! «
Que todas tus relaciones
te sanen.