Roja, la virgen de los rosales, sueña. Sueña en su carne más blanda el agua primordial de Eros.
Hay un líquido que germina sobrenatural detrás de sus ojos, y me da alimento de cisnes en el segundo amanecer.
Y en el tercer amanecer hace de mi cuerpo un ramo de ríos. Desde su sangre y su gozo, nazco.