Cuando comprendemos que ese anhelo de plenitud que buscamos, nunca podrá ser encontrado bajo la forma de una relación especial, de un objeto, de una acción determinada, de un estado o substancia, esa búsqueda pierde sin ningún tipo de esfuerzo su atracción hipnótica y se retorna naturalmente al origen, a lo Real; éste estado se revela como esa plenitud tan intensamente anhelada. Aquí mismo cesa toda confusión. Aquí mismo se recuerda la totalidad de la que jamás estuvimos separados. Y como cita Un Curso de Milagros «y lo que nunca estuvo perdido regresará calladamente».
Que todas tus relaciones
te sanen.