· ¿ Están tus relaciones interpersonales, intimas, familiares o profesionales
drenando tu vitalidad?
· ¿Sabes cuándo decir, no?
· ¿ Tienes miedo de que te dejen de querer?
Hace un tiempo atrás la mujer con la que me inicié en el camino de las plantas -y de la inteligencia innata del corazón – me contó un hecho peculiar que sucede en la naturaleza de algunas familias arbóreas. Esta historia es acerca del Pino Negro. El pino negro cuando una de sus ramas se enferma y pone en peligro a la totalidad del árbol, éste en su intento de preservarse, deja de enviar savia a esa rama dañada. De esta manera esa rama enferma al no recibir el flujo necesario para seguir su crecimiento, muere. Al morir esa rama, el árbol vive. Esta pequeña historia me fue ofrecida para ilustrar el tema de los limites. Ella lo llamó el limite compasivo o la poda compasiva. El saber cuándo poner un limite, un «hasta aquí llegas» , puede ser un acto de profunda compasión y amor. El saber hasta dónde alimentar un acto o una escucha, se puede volver vital para nuestras relaciones. El limite puede – aunque suene paradojal- ensanchar y ahondar las relaciones, volviéndolas cada vez más profundas y verdaderas. Si los limites se comprenden bajo la luz de que son la polaridad masculina del amor y absolutamente necesarios para el cuidado de la vida interior, estos se vuelven naturales y ayudan a mantener una relación sana, madura y creativa. La poda compasiva puede ayudarnos a saber cuando decir No a lo que daña y enferma para entregarnos al Si de lo que posibilita el crecimiento y sana.
Que todas tus relaciones
te sanen.